Hoy quiero presentarte una receta muy muy sencilla.Perfecta para aquellos días que vienen invitados en casa y queremos currarnos “un buen menú”. También es perfecta como entrante de una cena de San Valentín, ya que lo tiene todo: sabor, color y frescura. Además, dicen que la fresa es una fruta afrodisíaca, así que ya sabes 😉
Si me sigues desde hace tiempo, sabrás que lo que más me gusta cocinar con fresas es una mousse. El sabor me recuerda al Petit Suisse y la última vez que hice una tarta, tuve que controlarme para no ir repitiendo corte tras corte hasta terminármela sola.
A parte de en una mousse, las fresas también quedan genial en formato bombón o simplemente, mojadas con chocolate. Por suerte, hay una fórmula perfecta para introducirlas en un plato salado y es añadiéndolas una ensalada 🙂
Es más, comer fresas es algo que siempre me ha hecho ilusión y con esta receta espero que encuentres una excusa para comprarte una caja en tu frutería más cercana.
- Lechuga hoja de roble o mezcla de verdes (queda genial con rúcula).
- Fresas
- Aguacate
- Queso parmesano o feta
- Almendras tostadas (opcional)
- 15 gr. semillas de amapola
- 15 gr. vinagre balsámico de Módena
- 30 ml. Aceite de oliva virgen extra
- Sal al gusto
- Limpia la lechuga y córtala a trocitos pequeños.
- Haz lo mismo con las fresas y el aguacate. Quedan geniales cortados en gajos.
- Para preparar la vinagreta, mezcla todos los ingredientes.
- Monta la ensalada: añade la lechuga, el aguacate, las fresas, las almendras y el parmesano. Aliña con la vinagreta de amapola.Puedes cortarlas a rodajas o en gajos.
Sugerencias para preparar la ensalada de fresas:
– Si quieres subir de nivel, puedes tostar tú mismo las almendras en la sartén con un poco de miel.
– Las semillas de amapola son conocidas por sus efectos relajantes, así que sí aún no las has probado, esta es una buena ocasión para hacerlo!